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Cómo empezar a entrenar Ciclo Indoor

 

Cada día, por diversos motivos, son más las personas que deciden dar el paso para comenzar a entrenar Ciclo Indoor . El problema viene cuando nos planteamos cómo empezar a entrenar Ciclo Indoor. Cuando hablamos de “entrenamiento”, nos referimos, simplemente, a realizar ejercicio para ganar en calidad de vida. Que conste que este artículo no va dirigido al que se machaca en el gimnasio, o corriendo, o saliendo con la bici. Simplemente hablamos del 90% de las personas que hacen deporte, que solo buscan eliminar unos kilos, encontrarse mejor físicamente, y alejarse de la vida sedentaria.

Antes de empezar

Lo primero que suelo recomendar cuando me preguntan, es que busquen la hora del día que quieren destinar a realizar la actividad física. A ser posible, siempre la misma hora del día. ¿El motivo?, no nos engañemos, hacer ejercicio cuando no estamos acostumbrados, cuesta. Así que lo primero que tenemos que hacer es crearnos una rutina de ir a entrenar. Si intentamos entrenar en huecos sueltos que tengamos, el fracaso está garantizado; tarde o temprano encontraremos una excusa para no hacerlo. Por eso, lo primero de todo, seleccionar bien la hora del día en la que queremos entrenar, un momento del día que tengamos claro que lo podemos tener disponible.

Una vez seleccionado nuestro horario de entrenamiento, viene la tarea más complicada: durante una semana, no hacer nada “habitual” en ese tiempo.  Podemos darnos un paseo, ir a una cafetería, aprovechar para visitar a un amigo…cualquier actividad que nos aleje de la rutina diaria. Lo importante es que nuestro cuerpo comience a asimilar que, esa hora, va a ser destinada a algo desconocido. Nuestra mente también habrá reacomodado las tareas que realizábamos en ese momento, por lo que esas excusas que comentábamos anteriormente se minimicen.

El siguiente paso no es otro que entrar en acción. Ya tenemos claro que queremos realizar una actividad física, también un poco la actividad en cuestión – aunque nos apuntemos a un centro que tengan muchas actividades, es más recomendable comenzar por una en concreto y, con el tiempo, añadir otras o sustituirlas hasta que encontremos la ideal-, la hora del día también la tenemos clara, etc. Por lo tanto, solo nos queda lo que parece más complicado, pero es lo más sencillo:  ponernos en marcha.

En circunstancias normales, una hora es el tiempo que nos llevará desde que entramos al gimnasio, hasta que salimos, ya duchados, tras realizar la actividad. No es necesario más tiempo, y menos al principio. Si optamos por actividades dirigidas, lo más importante es tener en cuenta que todos, hasta el instructor, ha sido nuevo alguna vez en la materia. Él también levantó la mano algún día, cuando otro instructor preguntó “¿hay alguien nuevo?”. Tenemos que ser conscientes que tardaremos en estar al nivel de los compañeros, por lo que no te compares con ellos.

Aspectos a tener en cuenta para el entrenamiento 

Intenta acudir un poco antes a la sala, familiarízate con ella. No te olvides ni el agua ni la toalla. Cuando entre el instructor, acércate e indícale que es tu primera clase. Si tienes alguna lesión o dolencia, comunícaselo. Él o ella te dará las primeras instrucciones. Te explicará, muy por encima, como realizar correctamente la actividad. Probablemente te animará y te pedirá que, simplemente, disfrutes y que durante los primeros días el objetivo se limita a que te acostumbres a la actividad, que no te va a exigir nada, y cuando lleves tres o cuatro clases, será momento de ir aumentando la intensidad.

Una vez que empiece la clase, no pares en ningún momento. Si hablamos de ciclo indoor, cuando creas que no puedes más, reduce resistencia o baja el ritmo, pero no te detengas en ningún momento. Si lo haces, luego te costará más ponerte en marcha. Por supuesto que ni se te ocurra irte a mitad de clase. Si lo haces, acabaras encontrando siempre una excusa para hacerlo. En cambio, si continuas en clase cuando crees que no puedes más, te demostrarás que realmente SÍ que puedes y que aguantas mucho más de lo que crees. ¡Esa es tu baza!

Claves al finalizar tu entrenamiento

Aunque no lo creas, el monitor te estará observando constantemente para comprobar que todo va bien, corregirte posiciones y posibles errores. Si tienes duda a mitad de clase, levanta la mano y acudirá para resolverla. Pero, insistimos, no pares en ningún momento.

Cuando menos te lo esperes, la clase habrá finalizado. Ese es el mejor momento en muchos meses, con diferencia. El cansancio recorrerá tu cuerpo de arriba abajo. Probablemente, la camiseta estará empapada. Pero, dentro de ti, estará la satisfacción de saber que lo has conseguido. Ahora solo queda continuar e ir mejorando día a día.

Al día siguiente las agujetas serán palpables. Que eso no te impida modificar tu hábito. Si dejamos de ir a clase porque tenemos agujetas, o porque tenemos doloridas ciertas partes tras una clase de ciclo, cuando volvamos a realizar la actividad nos volverá a pasar lo mismo. Por lo tanto es mejor continuar con el planning previsto aunque nos cueste un poquito.

Por último, cuando yo me saqué el carné de conducir, mi profesor de autoescuela me dijo “te voy a enseñar lo mínimo que tienes que hacer aparcando para aprobar el examen, cuando lleves veinte años aparcando cuatro veces al día, sabrás aparcar”. Aquí es un poco parecido, no te harán falta veinte años, pero, en unos meses, dominarás todos esos movimientos que parecen imposibles.

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